El inicio de esta magistral obra de sensibilidad comienza proyectando la historia de una desesperada mujer que, últimamente, aquello que más anhela en la vida es unirse a otro hombre, con el fin de acabar con la brutal soledad que la rodea y que implica ser un ser independiente, así como también, con los cotilleos y habladurías ajenas sobre su vida desolada.
Debido a su impaciencia y desesperanza acerca de encontrar el amor, Karen Blixen, mujer ingeniosa y sagaz, decide convencer a su primo de contraer matrimonio y lo consigue satisfactoriamente. Los recién cónyuges se instalan en una de las colonias británicas de África, específicamente en Kenia, con la finalidad de inaugurarse en el negocio de la plantación de Café. No obstante, en el transcurso de esta unión y de su vida, Karen se ve sumergida en un espacio de profunda tristeza, propiciado por la auténtica soledad que supone estar casado y al mismo tiempo no estarlo.
Esta emotiva y maravillosa producción cinematográfica es una hermosísima canción dedicada a las maravillas de África, a la inexplicable naturaleza bruta que se aprecia con los sentidos y con el alma, y a la genialidad de mostrar al mundo una historia basada en los sentimientos humanos más recónditos y peligrosos. Si usted, lector, desea encontrarse a sí mismo en el reflejo de un espejo ajeno, en el destello y ruina de las almas de otros, África mía es la composición artística y experiencia perfecta que regala al espectador la oportunidad de otorgarse a sí mismo un espacio para reflexionar y comprender la forma en la que el ser humano decide manejar su vida, tratando de buscar, a su vez, infinitas explicaciones que justifiquen su existencia.
El adulterio, la enfermedad, la muerte, la soledad, la marginación social, la ruina y el desamor son obstáculos que Karen Blixen se encuentra sujeta a afrontar, y, definitivamente, es un recorrido duro. Sin embargo, al final, más allá de toda situación complicada, solo le queda aceptar que las complejidades y desdichas del camino le regalaron un viaje glorioso que rememora dos vuelos en avioneta en los pintorescos y despejados cielos kenianos.
En el primero iba ella y su amor; en el segundo sólo ella, pero con el eterno recuerdo de dos almas en total discordia acerca de la disyuntiva relación que existe entre el amor y la libertad, la independencia y el compromiso. La historia indudablemente sumerge al espectador en un exquisito océano de emociones, en donde las almas de sus protagonistas se desenvuelven en cielos de lluvias torrenciales y, al mismo tiempo, radiantes de la luz que emana la música que se adueña de su amor.
-Valeri Martin
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